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opinion

(This editorial in English)

Bajo la presidencia del Presidente Calderón, México se está convirtiendo en un protagonista internacional clave. Cuando los canadienses piensan en la relación México-Canadá, vacaciones, visas de inmigración o la guerra interna de drogas en México pueden ser los temas más inmediatamente resonantes. La guerra contra las drogas es de hecho una preocupación crítica en todo el continente. Pero al mismo tiempo, la relación puede beneficiarse por la creciente importancia de México, en materia de comercio, cooperación económica global y el cambio climático, si los canadienses están preparados para ver que México está evolucionando.

En casa, la mayor preocupación del Presidente Calderón es la violencia relacionada con las drogas que se ha apoderado de sus estados del norte, provocando un éxodo de personas tanto a los EE.UU. como a Canadá. El Presidente Calderón ha hecho lo que sus predecesores no hicieron, confrontar a los cárteles poderosos, brutales y bien financiados, con un ataque militar y policial completo, con gran riesgo político y personal, y con resultados mixtos.

El Presidente Calderón no tuvo más remedio que actuar contra los sindicatos criminales, ya que comunidades enteras corrían el riesgo de caer bajo la influencia de estos, y su estrategia y determinación deben ser aplaudidas. Sin embargo, casi 23.000 personas han sido asesinadas desde que comenzó la campaña en 2006. Gran parte de la narco-violencia es el resultado de cárteles rivales en guerra unos contra otros; según el gobierno, el 90 por ciento de las personas que murieron eran pandilleros, sus sicarios o fuerzas de seguridad - aunque también han sido asesinados civiles, incluyendo niños.

El gobierno mexicano ha decomisado 75.000 armas, y droga suficiente como para proporcionar más de 80 dosis a cada joven de entre 15 y 30 años de edad, y ha extraditado a más de 300 personas a los EE.UU. Bajo la presión del Presidente Calderón, los EE.UU están reconociendo su propia responsabilidad por la violencia, ya que los estadounidenses son tanto consumidores de cocaína, marihuana y metanfetaminas, como proveedores de armas ilícitas. La Secretaria de Estado de los EE.UU, Hillary Clinton anunció recientemente una expansión de los $ 4 mil millones (dólares americanos) de la Iniciativa Mérida, cuyos fondos son destinados a apoyar la guerra contra las drogas.

Cuando se le preguntó si él hubiera llevado a cabo la guerra contra las drogas de manera diferente, el Presidente Calderón le dijo al consejo editorial de The Globe, "No me arrepiento en absoluto."

Y es cierto que el Presidente Calderón no tuvo más remedio que encargarse de los cárteles, antes de que se infiltraran más en la sociedad. Sin embargo, muchos se preguntan si no debía haber reformado primero a las fuerzas de seguridad y al poder judicial antes del ataque.

Más de 45.000 soldados han sido enviados a 18 estados en todo el país para patrullar a las ciudades y carreteras. Esto ha causado quejas de miles de abusos a los derechos humanos cometidos por las mismas fuerzas dedicadas a la protección de los civiles.

A medida que la guerra se prolonga, ha quedado expuesta la infiltración de los cárteles de las drogas en las filas de la policía local, los políticos e incluso las fuerzas armadas. Esta semana, el alcalde de Cancún - y candidato a la gobernación en las próximas elecciones - fue arrestado por cargos de tráfico de drogas, lavado de dinero y crimen organizado, sospechado de ofrecer información y protección a la banda de narcotraficantes los Zetas y al cártel de Beltrán Leyva.

Al ejército se le permite investigarse a sí mismo en casos que involucren tácticas cuestionables y asesinato de civiles. México debe reformar este proceso de investigación para restablecer la credibilidad, y debe llevar a cabo investigaciones completas e independientes de todos los enfrentamientos que resultan en muertes.

El Senado recientemente votó la designación de agentes fiscales civiles en los casos de abuso militar, y para limitar el despliegue de tropas. Sin embargo, la cámara baja del Congreso, que está dominada por la oposición, aún tiene que votar estas medidas, y no lo hará hasta el otoño. Mientras tanto, el gobierno podía moverse en otros frentes; por ejemplo, prohibiendo el uso de la tortura por los militares y por la policía para obtener confesiones - una reforma que fue aprobada en 2008, pero que no ha sido implementada en muchos estados.

México se inspira en la Policía Montada Real Canadiense (RCMP por sus siglas en inglés), mientras construye su capacidad de policía nacional. Pero, excepto ocho asesores RCMP y algo de ayuda con la reforma judicial, Canadá está ausente de la construcción de la capacidad necesaria para hacer que la guerra contra las drogas sea justa, y al mismo tiempo efectiva. Canadá puede ofrecer en forma proactiva más recursos de capacitación, y debería estar preparado para plantear inquietudes acerca de la impunidad militar en sus relaciones futuras con México.

En un tema, las visas, nuestros países deberían converger. Un sistema de refugiados de Canadá que no funciona hizo que México se convierta en una fuente de solicitantes ilegítimos de refugio, lo que llevó a la imposición de visas para visitantes mexicanos. Las visitas a Canadá han disminuido un 40 por ciento desde entonces. Con las reformas en casa en curso, Canadá debería prepararse, en forma oportuna, para dejar de exigir visas a los turistas mexicanos. Canadá también querrá evaluar si México debería ser un "país seguro", dando a los refugiados de México menos opciones de apelación en el proceso acelerado de determinación de refugiados.

Sin embargo, México no es solamente un protagonista regional. Es un protagonista global, y en dos de las cuestiones que requieren la mayor cooperación internacional - regulación financiera y ambiental - su contribución puede ser muy grande.

El. Presidente Calderón tiene el potencial de ser un aliado poderoso y persuasivo del Primer Ministro Harper en su intento de hacer retroceder los planes, germinando en Europa, por un impuesto a los bancos, (el Primer Ministro Harper viajará a Londres y a París la próxima semana para presionar en contra de las propuestas) . Como dijo el Presidente Calderón: "Un impuesto a los bancos podría crear un riesgo moral ... Si se crea un fondo de rescate, puede estar seguro de que habrá rescates".

Al igual que Canadá, los bancos de México estaban bien capitalizados antes de la crisis económica, y no requerían de rescate. (El Presidente Calderón hace gala de los coeficientes de reservas bancarias del 15 por ciento, muy por encima del 8 por ciento exigido por las normas internacionales de capital.). El Presidente Calderón también puede argumentar, a nombre de muchos países en desarrollo, que lo que se requiere es más acceso al crédito. Con la perspectiva de que algunos ingresos bancarios sean desviados al área impositiva, y con los gobiernos occidentales ya financiando grandes déficits presupuestarios, el capital está a riesgo de secarse durante años.

Un bloque de América del Norte, si es suficientemente unificado y ruidoso, podría ser lo suficientemente eficaz como para contrarrestar para siempre la idea de un impuesto a los bancos.

Pero el Primer Ministro Harper no puede beneficiarse del apoyo del Presidente Calderón en finanzas internacionales sin darse cuenta de que Canadá está creciendo cada vez más aislado en un tema de gran preocupación para México: el cambio climático. Este mes de noviembre y diciembre, Cancún será tan conocido por asuntos del medio ambiente como por sus hoteles (o por la delincuencia organizada), ya que será la sede de la próxima conferencia de la ONU sobre cambio climático.

Eso hace de la diplomacia personal del Presidente Calderón una variable clave. Él parece tener la habilidad y el compromiso para decir verdades incómodas. Del mismo modo que clamó contra la injusticia de la nueva ley de inmigración de Arizona en su discurso ante el Congreso de los EE.UU. la semana pasada, él planteó la necesidad de un liderazgo de Canadá sobre el cambio climático en su discurso del jueves ante el Parlamento.

México, por su parte, ya ha desempeñado un papel constructivo en las conversaciones internacionales sobre el clima. Su propuesta de Fondo Verde, para recaudar $ 10-mil millones de dólares de los países desarrollados para financiar proyectos que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero, ayudó a inspirar un modelo similar que fue uno de los pocos resultados concretos de la cumbre de Copenhague en 2009.

Sin embargo, sin algún tipo de acuerdo entre los países desarrollados y en desarrollo, y una comprensión de las fisuras dentro de cada grupo, Cancún corre el riesgo de no poder terminar en un acuerdo concreto, al igual que sucedió en Copenhague.

México está bien posicionado - como un país en desarrollo, pero productor de petróleo y nación exportadora con una gran población y un creciente sector de manufactura, con una capital, Ciudad de México, que fue históricamente una de las más contaminadas del mundo, y su lucha en cuestiones relacionadas con el clima como las tormentas y la deforestación - para ayudar a subsanar algunas de las diferencias y malentendidos.

Pero necesita la ayuda de algunos aliados recalcitrantes, y Canadá se ubica al tope de la lista. La frustración de México con Canadá acerca del cambio climático es palpable. Si Canadá no se da cuenta de que debe desempeñar un papel más constructivo, es más probable el fracaso de Cancún, y el deterioro de las relaciones con México.

México es un país en crecimiento y complicado, que enfrenta cuestiones relacionadas con la inmigración, las drogas y la violencia, y los cambios ambientales que lo ponen en el centro de muchas tendencias internacionales emergentes. En dos generaciones, se prevé que México será una de las más grandes economías del mundo. Es hora de que Canadá vea a México no solamente como una inquietud factor regional, sino también como parte de una oportunidad global.

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